sábado, 1 de enero de 2011

CARROUSEL

Le di el último giro a la llave y me cercioré de que la puerta estuviera cerrada. Lo estaba.
Era un lindo día de primavera, el sol calentaba y la brisa era leve y reconfortante. Miré mi reloj, eran las tres de la tarde. La calle estaba algo solitaria pero había gente, ya sea, tomando mate, esperando el tres, jugando. Alexa no paraba de tirar de mi brazo , impaciente por llegar a la plaza.

- Ya vamos -. La plaza se encontraba a tres cuadras así que no estábamos apurados (Excepto Alexa). Melisa, mi esposa, tomó su brazo y partimos. Vivíamos en una calle un tanto empinada al lado de gente algo carenciada , pero buena gente.
Mientras bajábamos pasamos por pocas casas, todas con rejas, algunas con árboles y una en especial donde nos ladraron dos perros. Más adelante había una librería, donde mi esposa solía comprar y canjear algunos libros, atendida por una muchacha joven con una cara parecía a una rata (debido a sus dientes) pero simpática. Al lado un edificio y en la esquina una tienda de ropa.
Esperamos a que cortara el semáforo y cruzamos. En esa cuadra se encontraba el barrio carenciado, si bien había muchas casas en ese instante no había movimiento. Era la hora de la siesta.
- Apurense - dijo Alexa; En frente había una óptica y al lado un pequeño parque entre rejas, donde había pocos bancos y un juego de madera, alto con cuatro especies de hamaca que simulaba realizar la función de un subibaja. Al lado del parque había un remiseria y al lado se encontraba la estación de tren.
Ya casi llegábamos, tuvimos que cruzar las vías del tren, luego en frente y ahí estaba la plaza. En la entrada de ésta había una escultura de busto de un procer, detrás había un mástil pero sin bandera.
No había demasiados niños en la plaza. Si bien se encontraba al lado de las vías del tren, era un lugar seguro. La conexión entre la estación del tren y la plaza estaba impedida por rejas.

A medida que nos adentrábamos vimos que más adelante habían hamacas, toboganes, subibajas, redes para escalar, una especia de juego en plástico para jugar al ta te ti , y unos tambores donde los niños se montaban. Pero Alexa no había venido por ninguno de esos.
- Acá está, acá está - dijo energética mientras apuntaba a una cerca. Melisa y yo cruzamos miradas y reímos. - Bueno, vamos -mencioné.
Se trataba de un carrousel, que se encontraba al rededor de una cerca, de tamaño medio, algo despintado y oxidado, pero en buen funcionamiento. Pagué el peso que costaban las 7 vueltas y me propuse a sentarme en un banco. Melisa acompañó a Alexa a subirse. Éramos los únicos que estaban ahí, por lo que podía elegir libremente donde sentarse. Optó por el caballo.
El carrousel empezó a moverse, Alexa no paraba de sonreír junto con Melisa; le encantaba venir acá. Mientras me encontraba sentado en el banco viéndolas, noté a Melisa haciéndome un gesto con su mano para que las acompañe. Me levanté y fui.
Al momento en que lo hice el dueño del carrousel tomó la sortija y se acercó también. Era un hombre viejo, con un semblante lleno de arrugas, ojos color negros y alto. Me subí al carrousel y me les acerqué a Melisa y Alexa pero mientras lo hacía, ellas se alejaban. El tiempo comenzó a ir lentamente y si bien no se movían de donde estaban no podía alcanzarlas. Las veía sonreír, reírse a carcajadas y mirarme; Hasta escuchaba a Alexa decir
- Vení, pa - , escuchaba el sonido de la sortija moviéndose y cada tanto, miraba al dueño, el cual se encontraba mirándome fijamente mientras la agitaba. Esperé a que el carrousel volviera a dar la vuelta y tomé la sortija.
El auto dio su último giro y volcó; Había pedazos de vidrio por todas partes, bolsos, ropa desparramada, comida,etc. El auto había quedado dado vuelta, miré a mi izquierda y vi a Melisa, la cual tenía sangre en su cabeza, sujetada por el cinturón inconsciente. Oía ruidos pero no entedía de dónde provenían. Voltié y vi a Alexa tirada en lo que sería el techo con la pierna lastimada y heridas en su rostro.
Mis manos estaban ensangrentadas y mi estómago, y cabeza me dolían. Logré, soportando el dolor, sacarme el cinturón y arrastrándome salir del auto. Estaba muy mareado. Alzé mi cabeza y miré alrededor, había ambulancias, otro auto estrellado, medicos,gente siendo atendida, luces tenues. Volví mi mirada hacía atrás y noté a Alexa entubada siendo llevada en una camilla sujetando a su caballito de felpa. Me enfoqué en Melisa, trataban de sacarla pero sus piernas estaban atoradas y perdía mucha sangre.
Me aferré al auto e intenté pararme pero me caí. Vi sangre en donde había caído, me toqué la cabeza, sangraba. En el esfuerzo pude levantarme y en el instante en que lo hice algo se me cayó, bajé mi mirada y me sorprendí, era la sortija. Lentamente me propuse a tomarla y la conseguí, cuando volví a alzar la vista entre el ruido, las luces, y la gente se encontraba el dueño del carrousel mirándome fijamente.
- ¿Qué sucede?, ¿Qué haces aquí? - pregunté agitado, apoyándomse sobre al auto sin fuerzas.
Él se acercó, a paso lento, hacía mí donde a su alrededor había sombras que pasaban rapidamente por detrás, que iban y volvían de los autos hacía las ambulancias. Finalmente llegó a mí, y en ese momento extendió el brazo dejando la palma de su mano izquierda abierta.
- ¿Quién eres y qué quieres? - pregunté mientras trataba de no caer, ya casi no podía sentir mis piernas y mi cuerpo temblaba. - No es necesario que te diga quién soy, solamente tengo una única pregunta que hacerte - Contestó tranquilamente y mirándome ahora con algo de compasión en su rostro. Tocía, me faltaba el aire y estaba demasiado preocupado por Melisa y Alexa que de vez en cuando miraba hacía otro lado para buscarlas. Asentí con la cabeza.
- ¿Quieres dar otra vuelta? -
Al principio no entendí de que me hablaba y no entendía su tranquilidad estando en esta situación. Lo miré confundido por unos minutos y vi sus ojos dirijirse a mi mano, los seguí. Tenía la sortija, "Dar otra vuelta?..pero de qué..", miré a mi alrededor y con las últimas fuerzas extendí mi mano y le di la sortija.
- Cuidado, está caliente -. Estaba en mi auto, manejando y al lado mío Melisa me estaba ofreciendo un mate. No entendía qué había sucedido, estaba sorprendido. La miré por detenidos minutos, confundido;Ella me miró y con su hermosa sonrisa preguntó - ¿Qué sucede? ¿Por qué me miras así?, toma tu mate -
Lo agarré y lo tomé rápidamente, me quemé pero en ese momento casi ni lo sentí. Miré para atrás, estaban los bolsos acomodados, las ventanas del auto estaban sanas pero en lo que más me concentré fue en Alexa. Estaba feliz, jugando con su caballito de felpa, hablándole mientras comía algunas galletitas que tenía
- Pero,..¿ Cómo es que estás...aquí...bien? El accidente...todo -. Melisa me miró confundida, no sabía de que hablaba y estaba algo preocupada. - ¿Qué accidente? No hubo ningún accidente -
Sacudí la cabeza, en forma de negar lo que había dicho y me concentré en manejar. "¿Qué había sucedido? , el carrousel, la sortija, el dueño, me habría quedado dormido o fue verdad? Acaso la vida me dio
UNA SEGUNDA OPORTUNIDAD ?

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